La actriz acudió a una heladería de Los Ángeles para darse un capricho, y a la hora de pagar se dio cuenta de que no llevaba el suficiente dinero. Prometió a los dependientes volver en una hora con el dinero, pero cuando regresó no sólo pagó los 3,75 dólares que costaba el helado, sino que dejó 96 dólares más de propina. Bien felices que dejó, supongo, a los dueños o a quien le sirvió el helado, ojalá venga a mi casa y por ese precio le hago una buena paella. Que mujer tan bella...y que novio más feo...
9 de junio de 2014
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