Ha roto con su imagen del pasado, con la de niña Disney y con la de novia de un ídolo de masas juvenil. La actriz y cantante se presenta ahora como dueña de su vida y su carrera. A sus 23 años aún parece una niña. El maquillaje, la manicura exagerada y el vestido de diseño producen un efecto contrario al deseado y le dan el aspecto de una cría jugando en el vestidor de su madre. Selena Gomez (Texas, EE UU, 1992) hace lo posible para dar por superada su etapa de estrella infantil. Ha dejado atrás el universo Disney y quiere demostrarlo: "Nunca me he encontrado mejor", asegura sentada muy derecha en una habitación impersonal y enorme de un hotel londinense. "Me siento fuerte y libre. Ha sido un gran año". La cantante y actriz se refiere a los 12 meses que han pasado desde su ruptura con Justin Bieber, en octubre de 2014. Antes de la entrevista, los empleados de su discográfica prohíben a la prensa preguntar sobre su ex. Pero el innombrable gravita incómodamente sobre la conversación, como un convidado al que se le retiró la invitación en el último momento.Gomez acaba de salir de un período de cambios. Terminó su relación intermitente con el ídolo canadiense de jovencitas, abandonó la factoría Disney por el sello discográfico Interescope y prescindió de los servicios de su madre como mánager —se ha contado que por desavenencias sobre la dirección de su carrera y su vida sentimental—, aunque sigue colaborando con ella en otros proyectos profesionales.LEER MÁS:::Selena Gomez, sobrevivir a Justin Bieber
4 de octubre de 2015
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