Selena Gómez, tal como nos tiene acostumbrados, en los últimos años. Acudió a la fiesta que organiza Vanity Fair, después de la ceremonia de los Oscar , este año con premio al enorme e incomparable Ennio Morricone, al cual le concedieron un Oscar los tipos de la Academia de Hollywood ya por pura verguenza por no haberlo hecho hasta ahora, a todo un maestro innovador, creador, y grandioso. También Leo DiCaprio recibió , al fin, el suyo, los "académicos" de pacotilla, no se atrevieron a volver a tener la desfachatez de premiar a un actor por haber engordado, adelgazado, hacer de gay, de enfermo o de tarugo. No les quedó otra que premiar la calidad interpretativa de uno que, desde hace años, está llamado a ser, y lo es, la verdadera estrella de Hollywood masculino. Selena Gómez acudió al party sola, al menos eso quisieron sus publicistas, que se viera. Al igual que al dejar la fiesta lo hizo de la mano de la top model Josephine Skriver, esto es parte de un juego, al que también estamos acostumbrandonos. Quizá nos estén queriendo decir que no hay que temer a ningúna clase de sentimiento. No lo se, ni me importa. Ambas estaban muy guapas, y es muy bello ver a dos mujeres valientes y luchadoras de la mano.
29 de febrero de 2016
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